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Son tapices con identidad propia. Nacieron para decorar palacios y templos y hoy encajan de maravilla en interiores contemporáneos.
La base suele ser lana de buena torsión, a veces con toques de seda que aportan brillo elegante. Muchas alfombras chinas trabajan el relieve tallado (carving) para que el dibujo destaque y la luz juegue con el pelo.
La paleta es reconocible: azules imperiales, marfiles suaves, rojos profundos y dorados discretos que sientan de lujo con madera natural, lacas negras o mármoles claros.
No es una moda pasajera. Es un lenguaje estético con siglos de recorrido que sigue funcionando porque aporta serenidad, simetría y un punto ceremonial que viste mucho sin resultar pesado.
Lo primero, la presencia. Una alfombra china bien elegida ordena el conjunto y da jerarquía al mueble principal: sofá, cama o mesa de comedor. El marco geométrico y el medallón central ayudan a estructurar la vista.
Después viene el confort. La lana amortigua el paso, reduce el eco y regula la temperatura de forma natural. Se pisa mullido y se nota el cambio en cuanto la colocas.
Entra en juego también la versatilidad cromática. Los tonos de las alfombras chinas son profundos pero fáciles de combinar.
Si te gustan los ambientes neutros, el marfil con azul crea calma. Si prefieres más carácter, los rojos y dorados aportan calidez instantánea.
Y, por supuesto, la resistencia. El anudado denso y el hilo de calidad aguantan muy bien el trote del día a día, manteniendo el dibujo nítido durante años.
En salón, busca que la alfombra china recoja al menos las patas delanteras del sofá y los butacones. Así la zona de conversación queda unificada y el medallón luce en el centro.
En comedor, funciona mejor cuando la alfombra permite mover las sillas sin salir de la pieza. Ganarás comodidad y sensación de conjunto.
En dormitorio, un formato que asome por los laterales y el pie de cama hace que la primera pisada del día sea suave, además de equilibrar visualmente la habitación.
¿Pasillos o entradas? Las composiciones alargadas guían la mirada y protegen el suelo. Si tu recibidor es ancho, un formato más cuadrado con marco potente queda espectacular.
Cuéntanos qué muebles mandan en la estancia y en qué colores se mueve tu deco. Te proponemos la alfombra china con el tono, el marco y el medallón que mejor armonicen con tu estilo.
Nuestro criterio es simple: alfombras chinas con buen hilo, nudo consistente, colores estables y acabados limpios. Trabajamos un rango de precios honesto para que puedas vestir tu casa con una pieza con historia sin renunciar a la calidad.
Si buscas una alfombra china que aporte orden, calidez y un toque de lujo sereno, estás en buenas manos.
Te asesoramos de principio a fin para que elijas con tranquilidad y aciertes a la primera.
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